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Me presento:

Soy escritora de ficción desde los quince años. Después, por cuestiones de academia, supervivencia y profesión, me convertí en escritora de no ficción: ensayos, críticas, tesis y tesinas. Nos pasa así a todos, creo. Pero a pesar de que no se han publicado mis narrativas, aunque poquísimos conocen a mis personajes eufóricos, ellos existen presos en una carpeta azul titulada mis creaciones.

Paradójico es decir que con un amor tal por las letras no me dediqué de lleno a esto de la literatura creativa. Aún no encuentro la razón concreta por la que desvié mi camino del de la narrativa. Mas, a ser sincera, tampoco es que haya ido tan lejos. Me convertí en gestora cultural y vaya que, como gestora, he hecho bastante a mis cortos 25 años de edad.

Les cuento: soy mexicana, pero tengo también nacionalidad española. Nací el 30 de noviembre del ‘92 en Irapuato, Guanajuato. Me gradué con buen promedio y manteniendo una beca del 90% de la Licenciatura en Lenguas Modernas y Gestión Cultural de la Universidad Anáhuac México Norte. Antes de entrar a la universidad, en el año 2011, concluí un curso intensivo de historia del arte y lengua italiana en Florencia, Italia. Dos años después, realicé mis materias de mercadotecnia, contabilidad, negocios y comunicación intercultural de la licenciatura en L’Université Catholique de Lyon, en Francia. Durante mi tiempo como estudiante en la ciudad de México me desempeñé profesionalmente en el departamento de comunicación de la casa editorial Penguin Random House y colaboré con el equipo de comunicación digital del Centro Cultural de España en México.

Al graduarme, me mudé a Madrid en donde trabajé durante dos años como la coordinadora de exposiciones y actividades culturales de la Fundación Francisco Giner de los Ríos, la que antes era la Institución Libre de Enseñanza, trabajando de la mano del equipo de la Residencia de Estudiantes – donde Dalí conoció a Buñuel y a Lorca. Me encargué allí del programa cultural, que iba desde teatro hasta conferencias, desde cursos para profesores hasta una escuela de música medieval. La segunda parte de mi labor se basaba en la planeación de las exposiciones temporales de la Fundación, donde estuve a cargo del diseño museográfico, la movilidad y el préstamo de obras, el catálogo, el montaje, la itinerancia y la comunicación de dos grandes exposiciones temporales de talla nacional, una de ellas dedicada a la figura del Greco en España (2016).

Durante este periodo de tiempo estuve colaborando con un grupo de amigos de la Ciudad de México en la elaboración y administración de un sitio web dedicado al séptimo arte. Un espacio público que busca profundizar y romper la pared edificada entre el espectador y un filme: IV Acto, se llama. Desde entonces escribo periódicamente para la página web.

Una buena noticia llegó a mi correo electrónico el año pasado. En agosto del 2017, tuve que dejar mi trabajo y encontrar casa al ser uno de los 20 jóvenes admitidos en la maestría dual en Museología de la Universidad de Ámsterdam.

Hoy y continuando en mi maestría, trabajo en un proyecto de investigación para el departamento de medicación cultural de la Galería de los Oficios en Florencia. Sí, regresé y eso gracias a una beca por parte del gobierno holandés que me permite radicar, ahora y hasta agosto, en el Instituto Universitario Holandés de Historia del Arte en Italia. En agosto regreso a México para construir mi tesis sobre esta misma temática, tomando como punto de partida el Ufizzi, claro. Será sobre programas de mediación cultural e inclusión de las minorías en los grandes museos nacionales. Espero que vaya bien. Pero bueno, eso ya se verá.

Como se habrán dado cuenta, mi vida profesional y mi camino académico ha estado dedicado principalmente a la difusión, estudio de las artes y a la gestión cultural. A pesar del tiempo dedicado prioritariamente a la correcta difusión de las artes, me he dedicado a la escritura de ficción tanto como a la gestión artística. La literatura ha siempre sido mi gran adjunta, sin mis personajes pecaminosos e incontrolables, poco hubiera logrado. He hecho bastante con sólo 25 años, más yo sé, que lo que me ha dado las fuerzas para seguir en pie, lo que me mantiene tan centrada, calmada y siempre al borde de un ataque de nervios, pero nunca cayendo en él, es que mis personajes son todo opuesto. Quien me ve llegar no imagina que mis dedos puedan teclear una comedia tan negra y tan capaz de desbaratar con agilidad las normas y las predisposiciones sociales: una burla despiadada hacia el poder, un terremoto para los que se creen estables. Una narrativa que, así como el loco del renacimiento, cautiva por su burla hacia lo establecido. No hay descripciones de paisajes, no hay historias con una coherencia temporal lógica. Hay narraciones que gozan de filosofía, de desesperación y risa.

Mi senda como gestora me ha ensañado a ver lo indecente, lo decadente, el caos, como algo fantásticamente oportuno cuando de estudiar la naturaleza humana se trata: he aquí la esencia de mi literatura hasta ahora inédita. 

Así que, sin más, esta soy yo traducida en prosa, 

Cuídame, 

Natalia. 

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