top of page

Michael Beutler, la creación que parte del vacío.

  • Natalia Martínez Alcalde
  • Aug 19, 2016
  • 2 min read

Sí, hay algo que agradecer al arte contemporáneo: su capacidad de ser permisivo. Hoy, al artista se le concede moverse con total libertad, escapar de los cánones o fórmulas tradicionales para situarse ante un vacío infinito y frondoso de posibilidades invisibles. Los esquemas y las reglas no hacen más que simplificar el oficio. Cuando todo está admitido, se pone en prueba la creatividad artística, se complican las cosas y el juego se vuelve un tanto más emocionante.


Escondida entre las angostas calles de Chueca, se encuentra la Galería Heinrich Ehrhardt que ahora alberga la primera exposición individual de Michael Beutler (Oldenburg, 1976) en España. Ese sobrio espacio blanco ha sido profanado con enormes tubos hechos de papel enrollado, cada cual en una tonalidad distinta, que se alzan y se recargan contra aquel muro albo dotando al sitio de interrogantes.


La obra de Michael Beutler comienza en cuanto él decide qué es lo que va a elaborar. Cuentan que se apareció sin más que una mochila. No llevaba pieza alguna consigo. Solicitó mano de obra, una furgoneta y un poco de yeso. Inició entonces el juego: orquestar una obra con la única inspiración de un espacio en blanco.


Michael Beutler construye un todo a partir de nada. Convierte a la galería en una fábrica de lo absurdo. Crea maquinas disformes de yeso con las que cortará, pintará y enrollará el papel. Encuentra utilidad en cualquier objeto: unas medias de red con las que logró el estampado de los tubos, botellas de plástico que sirvieron como base. En este caso y al igual que ha sido en sus trabajos anteriores, la galería en su totalidad forma parte intrínseca de la obra. Los mismos galeristas trabajaron durante nueve días como sus asistentes, armando la maquinaria, creando, cortando, enrollando y alzando enormes columnas de colores. Así, se crea una irrefutable comunión entre el dueño del espacio y el que dispone de ese espacio, entre el galerista, el creador y la obra.


La exposición deja al entrevisto cada paso recorrido para lograr el resultado. Junto a aquellos enormes pero endebles pilares de papel, se sitúa la maquinaria rudimentaria y las columnas que, por alguna falta, jamás podrán ser utilizadas. Así, la exposición nos muestra cómo el proceso es parte esencial del arte, desde el punto de partida con la formulación de la idea, su fabricación, hasta el, siempre presente, error humano.


Esta exposición rompe el aura de seriedad y frigidez que oscila en torno al arte. Lo convierte en un juego dinámico que salta las barreras de la homogeneidad. No hay reglas. Michael Beutler nada sin temor entre un infinito de posibilidades para lograr un resultado comprometido con el arte, con el paso a paso de la vida, con la convivencia humana, con el artista per se.




 
 
 

Commenti


bottom of page